Se desbloqueó en Mendoza

Boca volvió a ganar después de 120 días y 12 partidos

Por fin se alinean los planetas. Boca no solo canta victoria al pie de la Cordillera, después de cuatro meses agrios y una presión negativa; además, lo hace con autoridad y fluye algo de la identidad que venía busc...

Por fin se alinean los planetas. Boca no solo canta victoria al pie de la Cordillera, después de cuatro meses agrios y una presión negativa; además, lo hace con autoridad y fluye algo de la identidad que venía buscando Miguel Angel Russo. Se insertan muy bien los cambios y hasta grita un gol Alan Velasco, el jugador que vale 10 palos verdes pero ni cerca está de aquella ochentosa canción dedicada a Maradona en la Bombonera. El triunfo que llega después de una docena de partidos -el peor registro en 120 años-, y que posiciona al gigante azul y oro en zona de Libertadores, invita a una pregunta: ¿será el despegue?

Después de varias semanas de ensayos y pruebas que no llegaron a destino, Russo pudo meter mano a su antojo en el equipo. Al menos, logró imponer algo que venía evaluando hace rato y no terminaba de resolver por las requisitorias de Juan Román Riquelme. El esquema fue 4-4-2, Lautaro Di Lollo como zaguero y Rodrigo Battaglia, de volante central. En este contexto, Leandro Paredes tuvo más compañía en la mitad de la cancha y la presencia de Carlos Palacios en lugar de Velasco buscó juntar mayor cantidad de pases y elaborar un juego más armónico.

No obstante, la mejor cara de Boca se vio a partir del desequilibrio de Brian Aguirre, volcado como volante por la derecha. Después de un arranque en el que tuvo que lidiar con Sebastián Villa en el retroceso, se lanzó con espacios y marcó la diferencia en el uno a uno contra Pedro Souto. El problema estaba en el área, donde otra vez Edinson Cavani mostró grandes deficiencias para definir.

El uruguayo tuvo una muy clara después de un pase profundo de Paredes a la derecha y un desborde del rosarino. La pelota pasó por debajo de su suela. Sí, el goleador pifió, como tantas otra veces este año.

Foto Ramiro Gomez - CLARINFoto Ramiro Gomez - CLARIN

Boca fue levemente superior a su rival y lo fue empujando contra su arco con pelotas detenidas. Tuvo cuatro córners en la etapa inicial, todos ejecutados por Paredes. Y fue a partir de una jugada que nació en un tiro de esquina llegó el grito de los hinchas que coparon la popular del estadio mundialista.

El campeón del mundo disparó desde la derecha, Di Lollo la bajó en el corazón del área, Miguel Merentiel jugó para Marco Pellegrino, el zaguero le erró al tiro, pero Paredes recogió del otro lado; el centro atrás encontró una carambola entre Tomás Bottari y Ezequiel Centurión y se transformó en gol. Fue en contra, claramente. Sin embargo, Pablo Dóvalo se lo dio al mediocampista estrella de Boca.

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Independiente Rivadavia tuvo dos jugadas muy claras. Una en el inicio y otra en el final del primer capítulo de la noche. Pareció que los mendocinos dominarían la escena a partir de la velocidad de Villa. Y de entrada, sacudió desde la derecha y Agustín Marchesín manoteó un tiro que tenía pasaje sin escalas al ángulo. El colombiano fue movedizo. Arrancó por la izquierda, se volcó a la derecha, no buscó ser una referencia. Luciano Gómez también fue punzante desde el lateral.

Sin embargo, sus compañeros no lo buscaron tanto como hubiera pretendido el propio delantero. Y aunque presionaron a Paredes y a Battaglia en ese comienzo vertiginoso, Mauricio Cardillo y Maximiliano Amarfil fueron perdiendo consistencia.

En el último suspiro de la etapa inicial, Thomas Ortega pinchó para Cardillo, Marchesín despejó corto con los puños y se la dejó servida a Fabrizio Sartori; sin embargo, el remate del atacante mendocino no se tradujo en el empate porque Pellegrino salvó en la línea de sentencia.

En el complemento, Boca tomó una postura más conservadora. Instituto de supervivencia, está claro. Y dejó que Independiente Rivadavia se acercara peligrosamente hasta Marchesín, especialmente por las bandas. Sin embargo, la situación más clara que tuvo el equipo mendocino fue a partir de un lateral de Cardillo y una media vuelta de Ortega que pegó en el travesaño. Después, no supo lastimar a la última línea xeneize.

Russo, sentado en una silla como el Maestro Tabárez y conversando permanentemente con Claudio Ubeda, estuvo acertado en las variantes. Eso sí, tardó demasiado en desarmar el doble “9”. Sorprendió la salida de Aguirre, el mejor de la cancha, pero entró bien Exequiel Zeballos. Cavani se fue enojado. Milton Giménez estuvo mucho más activo que el uruguayo. Pero el equipo quedó mejor parado cuando ingresó Velasco y fluyó el 4-3-3. De contra, lo liquidó.

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Williams Alarcón -reemplazante de su compatriota Palacios- ya había dejado a Giménez cara a cara con Centurión, pero el atacante falló. En el segundo pase filtrado, dejó a Zeballos mano a mano con el arquero local y el Changuito no desperdició su oportunidad.

Y en el final, para cerrar una noche redonda, Giménez habilitó a Velasco y el zurdazo del ex delantero de Independiente le dobló la mano a un flojito Centurión. Fue el tercero, el que le devolvió el alma y la felicidad a la vida de Boca, que deberá aprovechar el envión para volver a tener un equipo a la altura de su historia.

FUENTE:CLARIN

  • Fecha 17.08.2025
  • Sección Deportes
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