Un trabajo contrarreloj

El sastre que trabaja distintos talles para el próximo papa

Con el bullicio de fondo de peregrinos y turistas que van y vienen por una de las callejuelas lindantes con el Vaticano, el sastre Raniero Mancinelli trabaja a contrarreloj. En menos de una semana tiene que tener listas tres sotanas blancas d...

Con el bullicio de fondo de peregrinos y turistas que van y vienen por una de las callejuelas lindantes con el Vaticano, el sastre Raniero Mancinelli trabaja a contrarreloj. En menos de una semana tiene que tener listas tres sotanas blancas de distintos talles.

Es que sólo Dios sabe quién será el próximo papa y, por lo tanto, nadie conoce el tamaño de su cuerpo. Pero en pocos días más un nuevo pontífice aparecerá en la ventana de la basílica de San Pedro y tendrá que lucir el correspondiente atuendo papal.

Mancinelli el "sastre los Papas" en Borgo Pio cercano al Vaticano.
Foto: Victor Sokolowicz / ClarínMancinelli el "sastre los Papas" en Borgo Pio cercano al Vaticano. Foto: Victor Sokolowicz / Clarín

No es la primera vez que Mancinelli -de 87 años y con una vitalidad envidiable- tuvo que ocuparse de estos menesteres. Ya lo hizo para la elección de 1978, cuando fue elegido Juan Pablo II, y las siguientes de 2005 y 2013, de las que surgieron Benedicto XVI y Francisco. Pero no por ello deja de tener cierta ansiedad, aunque no pierde la excelente disposición para contarle a periodistas llegados de todo el mundo cómo es su experiencia de vestir a los papas para el día de su aparición (y los siguientes).

Raniero es de Camerino, un pueblo al este de Italia. Su padre era agricultor y quería que siguiera sus pasos. Pero él ya a los 15 años empezó a dar sus primeros pasos en el oficio como aprendiz de un artesano. Casi diez años después, en 1962, durante el Concilio Vaticano II, abrió su negocio. “Empecé hace muchos años siendo muy joven haciendo la sotana de los sacerdotes y con el tiempo también atendí a obispos, cardenales, hasta llegar a Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

Entre sus empleados se cuentan su hija, su nieto y un sobrino y forma parte de su equipamiento se cuenta una antigua máquina de coser Necchi -tiene más de cien años- que Raniero compró de segunda mano cuando abrió la sastrería y sigue usando porque todo se hace de un modo artesanal. Además, se ufana de tener registrada la medida de casi todos los cardenales, lo que le permite responder a la distancia los eventuales requerimientos de los purpurados.

Trasluce su entusiasmo porque nuevamente el Vaticano le encargó confeccionar las tres sotanas que debe entregar directamente en la víspera del inicio del cónclave a más tardar. También está confeccionando las respectivas fajas y solideos (el gorrito blanco). Detalla que las sotanas están siendo hechas con una “tela de lana liviana bastante económica, más o menos la misma que usaba Francisco”.

El Vaticano le encargó confeccionar las tres sotanas que debe entregar directamente en la víspera del inicio del cónclave. Foto: Víctor Sokolowicz El Vaticano le encargó confeccionar las tres sotanas que debe entregar directamente en la víspera del inicio del cónclave. Foto: Víctor Sokolowicz

Supone que muchas veces atendió al entonces cardenal Jorge Bergoglio. Pero recuerda la última vez que ocurrió: fue días antes del cónclave anterior en que concurrió a comprar una faja que necesitaba y que cuando le comunicó el precio le pareció alto y, riéndose, le dijo que era un ladrón. Pero señala que fue una adquisición de algo que usaría poco porque pocos días después sería elegido papa.

“Ahora al confeccionar las nuevas sotanas seguimos la misma línea que marcaba Francisco”, dice. Señala que generalmente el estilo de vestir del papa anterior influye en el siguiente. Y que, posiblemente, el estilo austero de Francisco continúe. “De todas maneras -afirma-, después se verá que querrá el próximo papa y si me llama a mí, como siempre estaré listo para ocuparme de su vestimenta”.

También está confeccionando las respectivas fajas y solideos (el gorrito blanco). Foto: Víctor SokolowiczTambién está confeccionando las respectivas fajas y solideos (el gorrito blanco). Foto: Víctor Sokolowicz

Raniero dice que si bien durante buena parte de su vida vistió papas y que lo hace con pasión, ello implica una gran responsabilidad y conlleva el riesgo de dejarse ganar por la emoción. De todas maneras, aclara como buen ejecutor de su oficio: “Cuando trabajo para un papa -destaca- procuro dejar de lado las emociones”.

 

 

FUENTE:CLARIN

  • Fecha 01.05.2025
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