Clima enrarecido

Más señales de descomposición e impunidad en AFA

El 7 de agosto de 2004, Arsenal de Sarandí reinauguró y rebautizó su cancha. A partir de ese sábado dejaría de ser el Estadio de Arsenal Fútbol Club para llamarse Estadio Julio Humberto Grondona. E...

El 7 de agosto de 2004, Arsenal de Sarandí reinauguró y rebautizó su cancha. A partir de ese sábado dejaría de ser el Estadio de Arsenal Fútbol Club para llamarse Estadio Julio Humberto Grondona.

El equipo de Sarandí jugaba en Primera División y su presidente era Julio Ricardo Grondona, hijo del presidente de la AFA. Julio Humberto participó de la fiesta y auguró que el futuro de Arsenal "no tenía techo".

Hoy, Arsenal es el último en las posiciones de la Zona A de la Primera Nacional y pelea por no descender.

El 18 de julio pasado, Barracas Central reabrió su estadio, que hasta 2008 se llamaba Estadio Barracas Central.

Este año, y ya con el nombre Estadio Claudio Chiqui Tapia, fue reinaugurado por el presidente de la AFA, quien cortó la cinta junto al presidente del club: su hijo Matías Tapia.

Barracas Central juega desde fines de 2021 en la Primera División luego de nada menos que 88 años en el ascenso.

"Orgullosos de lo que fuimos, lo que somos y lo que vamos a ser", desafió al futuro Matías Tapia, unido por un hilo invisible con aquel optimista Julio Ricardo Grondona.

Muchas veces, el fútbol argentino es un loop poco original, con escenas, sino de horror, al menos de estremecimiento por su patética repetición, el poder de dirigentes desesperados por su ambición personal, y la evidencia de manejos deportivos y económicos injustificados: los palcos del renovado estadio de Barracas (que no tiene suficientes socios para completar las 10.000 butacas de la cancha), muestran un lujo impropio, dato que lejos de explicarse en la comodidad, expresan una frivolidad y ostentación de la que sólo puede sospecharse.

Si se afina el oído, las señales de descomposición están por todas partes. Alcanzó una fecha de la Liga Profesional para advertirlas. Ya ni siquiera hace falta que se jueguen etapas definitorias, la desconfianza se instaló como un paisaje permanente.

En la primera fecha, Lanús perdió 1-0 con Deportivo Riestra, en un partido dirigido por Hernán Mastrángelo, y el delantero Lautaro Acosta acuñó una definición descriptiva. "Cuando jugás con equipos del poder...", dijo, refiriéndose a Riestra.

La frase es perfecta por la brevedad y su contundente carga de verdad. Todo el mundo sabe, los futbolistas mejor que nadie, cuáles son los equipos del poder. Ese sentido común ya instalado y viralizado entre protagonistas e hinchas es un daño difícil de reparar.

Hoy en el fútbol argentino todos son sospechosos.

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La definición de Acosta encierra, además, una novedad para registrar: los equipos del poder son los más débiles en términos de trayectoria, popularidad y convocatoria. Se trata, sobre todo, de Deportivo Riestra, Barracas Central y algunos santiagueños apañados por Toviggino. Su poder es espurio, ganado en los escritorios. Casi sin hinchas, gloria deportiva ni tradición, se amparan en la protección en la AFA para sostener lo que deportivamente les resultaría muy difícil.

La frase es acertada también en otro sentido. El poder en la AFA hoy lo tienen los clubes de ascenso y las ligas regionales, que aportan los votos para revalidar a Tapia, atrapados en la telaraña de favores, ayuda económica y amenazas que teje Toviggino, más que un tesorero, el símbolo de una etapa oscura.

Una versión reciente y con datos que la sustentan vincula a Toviggino con Gastón Douek, troll internacional que trabajó para Sergio Massa, entre otros políticos, y hace años, contratado por Bartomeu, presidente del Barcelona que buscaba la reelección y estaba enfrentado con el plantel, llevó adelante una campaña sucia contra Messi.

El negocio de Douek es vender mugre y amenazas, léase bases de datos (Ricardo Roa contó en Clarín, en 2023, que en la Argentina manejaba documentación de la Anses, AFIP, Aduana, Ministerio del Interior y el Banco Central, entre otras) que sirven para amedrentar o escrachar gente, y organizar campañas en redes sociales.

"En 2020, Douek y su negocio sucio la pasaron mal por el Barsagate. Había sido contratado por el presidente del Barcelona, Bartomeu, con su socio uruguayo Carlos Ibáñez. Más de un millón de euros para mejorar la imagen del dirigente, que temía no poder renovar su mandato. Debía instalar que el ex técnico Guardiola estaba en contra del club y que los jugadores, entre ellos Messi, iban a menos", escribió Roa en aquel entonces.

Su vínculo con Toviggino es de negocios, entre cliente y proveedor. Por alguna razón, el tesorero de la AFA está interesado en los datos que provee Douek. Pero también hay un lazo político. Clarín contó hace algunas semanas que Toviggino es uno de los inversores detrás del nuevo canal de streaming Carnaval. Sus intereses exceden los números de la AFA. O son los intereses de Sergio Massa, el jefe político de ambos, Douek y Toviggino.

Al grupo hay que sumar a Gonzalo Belloso, ex futbolista, peronista y presidente de Rosario Central, ¿nuevo equipo del poder?. La intervención de Tapia y Toviggino fue clave para el regreso de Di María a Rosario (según publicó La Política On line) lo que rápidamente se extendió como una nueva sospecha. "Sabíamos que podía haber cositas", dijo Rasmussen, capitán de Godoy Cruz de Mendoza luego del dudoso penal para Central en la primera fecha en Rosario. Un nuevo penal para los rosarinos en la fecha siguiente extendió las suspicacias.

Lo dicho, en nuestro fútbol hoy todos son sospechosos.

Llegado a este punto se impone quizás el dato más grave: la impotencia de la AFA para autopreservarse. Si su organización, su estatuto y su funcionamiento interno permiten una degradación extendida, es porque algo no funciona. La AFA no es Tapia y Toviggino, pero parece que lo fuera por la complicidad silenciosa del resto de sus dirigentes (salvo ocasionales excepciones). Que la solución posible sea la intervención del gobierno describe la ineficacia de los propios mecanismos internos de la AFA y de todos sus dirigentes para procurar un saneamiento.

Tapia, en tanto, básico pero perspicaz y oportunista, sabe que del otro lado de la soga más fuerte que lo sostiene aparece Leo Messi, y que se puede permitir casi cualquier cosa, menos que el 10 le suelte la mano. Su estrategia para demostrar su alianza con el futbolista no es sofisticada pero sí eficaz: desde diciembre pasado se sacó y posteó en redes siete fotos con Messi, casi una por mes. En la última, conocida este viernes, escribió a propósito del debut de De Paul junto a Messi en Inter de Miami: "en este día y cada día". Promociona su supuesto apoyo a los futbolistas. Cualquiera advierte que es al revés.

 

FUENTE:CLARIN

  • Fecha 02.08.2025
  • Sección Deportes
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